Ismael Rivera, apodado “Maelo” y reconocido como “El mejor sonero”, más tarde sería apodado “El Bárbaro del Ritmo” por Beny Moré, un excepcional artista cubano que reconoció el extraordinario talento de Rivera para la improvisación y su impresionante dominio de la clave.
Nadie conocía a gente como Ismael Rivera. Las calles eran su escuela. Abandonó sus estudios a una edad muy temprana para ayudar a mantener a su familia como limpiabotas y albañil. Durante el día lustraba zapatos y ponía ladrillos, pero por la noche tocaba música y cantaba con niños del vecindario y su mejor amigo, Rafael Cortijo. Él y Rafael tenían algo más fuerte que la amistad: eran como la familia.
En 1954, Ismael se unió a la banda de Cortijo. Su relación con el grupo lanzó una trayectoria tan exitosa que produjo 17 álbumes e innumerables éxitos con los que Ismael Rivera tuvo mucho que ver como compositor consagrado.
Los talentos combinados de Ismael Rivera y Rafael Cortijo desencadenaron un fenómeno que revolucionó el mundo de la música. Su sonido contagioso viajó desde Puerto Rico a Nueva York, donde sus compatriotas boricuas y los latinos que viven en la ciudad se contagiaron de las numerosas grabaciones y conciertos del dúo.
El éxito siguió a Ismael Rivera y Rafael Cortijo donde quiera que fueran. Pero el éxito del dúo se vio truncado por la repentina muerte de Cortijo, el mejor amigo, compatriota, compañero y hermano de Rivera. El impacto fue tan severo que Ismael cayó en una profunda depresión de la que no pudo escapar.
Aunque este artista excepcional disfrutó de una carrera brillante, estuvo plagado de una serie de problemas personales que afectaron su reputación como artista. Sin embargo, él era un ser humano fenomenal.
Ismael Rivera murió el 13 de mayo de 1987, a la edad de 56 años.